Creyéndome un dechado de sabiduría
quise competir con Dios,
quien aceptando mi propuesta,
se distanció solo cinco pasos,
me dijo:
podrás avanzar un paso hacia mí
siempre que me superes,
toma este libro
cuando lo hayas leído vuelve,
enceguecido en mi engreimiento
a las pocas horas regresé
y con voz desafiante, dije listo,
pero, El dulcemente me contestó
ahora sigue este.