martes, 8 de julio de 2014

RAMÓN VELAIDES Y CAUSAS DE LA VIOLENCIA DEL MENOR

ALGUNAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA INFANTIL

Hablar de violencia escolar actualmente no es fácil, tiene tanto de largo como de ancho. Apriori se buscan culpables para descargar responsabilidades. Es tan vaga la concepción y tan apresurada la condena que solo se tiene en cuenta el resultado del comportamiento de los infantes y adolescentes para sancionar y no se indaga sobre la etiología de esta manifestación violenta.
Pero, el adulto no  hace una mirada por el retrovisor personal para examinar su comportamiento frente a si mismo y frente a los demás. Porque incurriría en violencia con una mirada, con una mueca, con  actitud

Si escuchamos la radio, leemos la prensa o vemos la televisión los diferentes medios apresuradamente señalan los culpables, casi que sin usar el sentido común, condenan a la educación y por ende a quienes a ello se dedican. ¿Será acaso que condenar sin ningún tipo de certeza probatoria, no se configura en violencia o más concreto, no se incurre en una conducta penal?

Solo un elemental ejemplo para ilustrar: Dos jóvenes se dirigen hacia sus casas después terminar su actividad escolar, lanzan piedras contra una vivienda, emprendiendo veloz huida, sale su propietario y la expresión que lanza es, "Eso es lo que le enseñan en el colegio". Expresión, Tal vez para salvar el papel de la educación.

En Colombia la violencia, es casi que hereditaria,es como si se trasmitiera genéticamente, se puede inferir que es el producto de conductas inhumanas, impuestas desde la invasión de los españoles, que prácticamente sembraron de pánico, miseria y muerte no solo el territorio colombiano sino casi todo el territorio latinoamericano. Ese legado se viene reproduciendo desde 1492 hasta hoy.
Algunos ejemplos: El desplazamiento forzado y las masacres actuales que fue idéntico a lo sucedido en nuestro territorio con la mal llamada conquista española y fundación de ciudades, La violencia intrafamiliar, el reclutamiento de menores como causa del conflicto interno, el abandono de niños, la trata de menores, etc.

Dejando ese momento trascendental del virus de la violencia heredado de una de las civilizaciones europeas más atrasadas de la época. Puede mencionarse la violencia de estado lógicamente tendría que traer la misma línea de la historia.
La violencia que se hereda es tal que a pesar de la existencia de: normas constitucionales, ley de infancia y adolescencia, manuales de convivencia, entre otras y de instituciones como ICBF, casas de justicia, policía de menores y profesionales en psicología como orientadores escolares en las pocas instituciones educativas que tienen ese privilegio; es innegable que la violencia entre estudiantes y de estos hacia sus tutores, profesores o maestros es cada vez más aguda y sin control.

A los menores se les hace referencia y se les inculca desde todos los ámbitos casi que únicamente sobre sus derechos: consagrados en la declaración universal de los derechos del niño, en la constitución nacional, en otras leyes y normas de protección a los inimputables; se les prepara en el ejercicio de sus derechos fundamentales, pero, no se les inculca y se les exige en sus deberes. Olvidándose que todo grupo social desde el más insignificante hasta el más avanzado necesita de reglas, es decir de mínimas pautas para la convivencia social y el respeto del otro. 

Según la revista Cambio del 12 de noviembre de 2006, manifiesta que cerca del 30% de estudiantes entre 9 y 14 años sufre de agresiones físicas y psicológicas, que se manifiestan de diversas formas. Desde una simple mirada hasta una agresión física, que puede ser causante de lesiones personales.
Esa violencia tiene sus raices en muchos factores, entre los que se pueden mencionar el más decisivo como es la familia. Imagínese: una madre con su bebé de brazos quien llora desconsoladamente y aquella le grita "Chino HP cállese" y acto seguido le propina una nalgada; una madre que va con su hijo menor de cinco años quien tropieza, se cae y se pela las rodillas y su madre corre a buscar una rama o un palo y le grita levántese amenazándole con golpearlo con la rama.

Y para terminar es tan bárbaro el estado de violencia  que los menores son utilizados como instrumentos por la delincuencia común y organizada para vulnerar abiertamente derechos fundamentales como el derecho a la vida y cometer otros hechos tipificados en nuestra legislación penal como delitos, y  en muchos casos la violencia de estado complementa este estado de agresión a través de la corrupción que afecta la asistencia social de los más vulnerables que se conjuga con el estado de impunidad reinante.