miércoles, 1 de octubre de 2014

SINDICALISMO: SINDICATOS Y SU NATURALEZA

Aunque la acepción de sindicato está trillada por cualquier trabajador, no sobra recordar que de acuerdo al diccionario Manual de la Lengua Española, es la unión o agrupación de trabajadores destinada a la defensa de sus intereses económicos y laborales; que no debe confundirse con la práctica de la dictadura franquista, en donde solo existió un sindicato o sindicato vertical que obligaba a los trabajadores a afiliarse y que reunía tanto a empresarios como a trabajadores, tampoco debe confundirse con un sindicato amarillo que se ocupa de   minar la actividad reivindicativa de los sindicatos obreros. A estos híbridos los he denominado sindicatos patronalistas o fascistas; en la práctica actual pareciera ser que a este estado tan degradante e indigno nos ha llevado la dirigencia. No se debe confundir el sindicalismo que es el alma con sus dirigentes que serían el cuerpo, la materia corrompida o putrefacta que gobierna a la primera en vez de lo contrario para saciar sus apetitos individuales. Será acaso, que no hay reversa o tal vez nos encontramos en el ocaso sindical, depredado por una seudo-burguesía que como orquídeas  florecen a expensas de otro y se reproducen idénticamente a la dirigencia de la politiquería tradicional en detrimento del bienestar común del trabajador, que desgraciadamente es victima de la demagogia y hedonismo de unos y otros  en su insensible padecer. 

La naturaleza del sindicalismo está pensada y repensada para la defensa de los derechos laborales, económicos y profesionales de sus socios, relacionados con su actividad en la que se desempeñan. Reitero, que el cuerpo independientemente de sus desviaciones debe ceñirse y seguir ciegamente estos mínimos mandatos.
En Colombia durante las dos últimas décadas se ha visto una separación premeditada y con cinismo acendrado del cuerpo de su alma, en donde se han observado comportamientos obscenos y aberrantes como el de contradecir las políticas lesivas contra los trabajadores y la comunidad en general de los gobiernos de turno para después de eliminar cualquier vestigio de moral y descaradamente alinearse al lado de esos gobernantes que antaño repudiaban por opresores y tiranos para luego alienar y condenar a la miseria a quienes creyeron en ellos como dirigentes sociales. Estos maquiavélicos y viscerales personajes ausentes de toda conmiseración antropológica acuñan frases de cajón como: "En la guerra y en la política todo vale", es decir con Dios y con el diablo lo mismo da, "Hay que hacer política", es decir para su beneficio individual. Con razón la premisa opuesta, "Que no hay peor verdugo, que aquel que criticó al tirano, hoy se encuentra a su lado". Si se hace reflexión, y como dicen las abuelas, "Los dedos de las manos son pocos para contarlos", ya que como insectos pululan por todos lados, aprovechando su habilidad de empresarios. 

Como buenos empresarios, pero, con la diferencia que terminan en quiebra y ausentes del alma han constituido un pequeño estado dentro del estado, con todas sus formas y fondo, ya que la mayoría de los sindicatos se jactan al igual que el estado de satisfacer todas sus necesidades dentro de un impuesto directo conocido como cuota sindical nada despreciable a costas de quienes confiamos en la naturaleza sindical antes mencionada, pero sin ningún tipo de retribución social (decrecimiento patrimonial), al menos no con decepción total ya que no nos haría responsables ante la DIAN. La diferencia aquí con la verdadera empresa es que esta no se da el lujo de terminar en quiebra al cierre de vigencia sino que se sientan a repartirse las utilidades y contrario a los sindicatos, no se permiten el lujo de iniciar la nueva vigencia con un superávit igual o superior con el terminaron en quiebra porque daría pie a la desaparición de la empresa con las nefastas consecuencias para todos quienes de una u otra forma se encuentran en esta. Conclusión: Mientras los sindicatos terminan en quiebra en cada vigencia y se dan el lujo de iniciar la nueva vigencia con un superávit, superior me atrevo a decir que sin cumplir con su naturaleza. 

El sindicalismo debe encausarse en su naturaleza, en la lucha de los intereses de clase, en la conquista de las reivindicaciones profesionales, prestacionales y salariales  de los trabajadores, en la búsqueda de un mejor nivel de vida para vivir con DIGNAMENTE y la de su familia.

Nunca se debe caer en el error de reelegir a ningún dirigente, bien sea en política tradicional o sindical porque se corrompen, se convierten en dictadores en prejuicio social.