DESTINO
Pasas raudo junto a nosotros,
sin clemencia y sin obsesión alguna
como verdugo implacable
y sin permitirnos pensamiento mínimo
nos despojas de nuestra insignificante e exigua inexistencia,
que preñada de apocalíptica vanidad
no nos vemos en aquellos
que ya padecieron su fatal sentencia.
Sin conmiseración propia y ajena
nos llenamos de sentimientos y orgullo pasajero
como si pudiésemos salir
o cambiar el inexorable camino
que nos conduce por el mismo sendero
hacia oscuro y cruel destino.
Ramón Velaides Jaimes