CULTURA DE LA LEGALIDAD SOCIEDAD Y NORMAS
“Mis derechos terminan, donde empiezan los de los demás”
No existen sociedades sin normas y cuando estas son
impuestas por una élite, en nombre de la democracia, atentan contra la DIGNIDAD
HUMANA.
Cuando en una sociedad se legisla para
someter al ser humano en todas sus
dimensiones, las normas no se practican por la generalidad, la
convivencia pacífica es imposible y entonces, impera la arbitrariedad, el abuso
de poder, la corrupción, el crimen organizado y la delincuencia común,
desaparecen la legitimidad y la gobernabilidad se hace imposible.
Nuestros hijos e hijas son devorados inmisericordemente por tales conductas, convirtiéndose en impotentes víctimas de: los traficantes de drogas alucinógenas, de los proxenetas, de las organizaciones de la muerte, de los grupos guerrilleros, de las bandas criminales, entre otras, convirtiéndose en seres despreciables y miserables a los ojos de quienes crean las normas y los utilizan y sin querer nos convertimos en cómplices inocentes, porque también los condenamos, haciendo nuestra su condición humana.
Art. 1 Constitución Nacional:
Colombia es un estado social de derecho, organizado en forma de república
unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales,
democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad
humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la
prevalencia del interés general.
En un estado social de derecho
como el nuestro, los colombianos debemos propender por la búsqueda de un sociedad
más justa y equilibrada participando
activamente en la construcción de normas justas para la generalidad que
impulsen el desarrollo sostenible social e individual a través de los
mecanismos de participación y asumiendo actitudes firmes como: tener la capacidad de tomar nuestras propias
decisiones particularmente en el ejercicio democrático de elegir y ser elegido
como lo consagra el numeral 1 del artículo 40 de la carta magna, es decir con
DIGNIDAD HUMANA, no cambiando esta por un precio a la persona ni legitimando a la
misma élite (cáncer social) desde la supuesta independencia, que vienen
cercenando nuestros derechos fundamentales; igualmente se deben construir barreras
infranqueables por la defensa de nuestros derechos humanos cada vez más
vulnerados por los diferentes actores armados en conflicto y la impotencia y
desaparición de quienes se legitiman en nombre de la democracia para gobernar.
Es tarea inaplazable de las
instituciones educativas propiciar espacios para la práctica democrática, la
convivencia social, la cultura ciudadana y el ejercicio por construir una
sociedad más justa y equilibrada a través de las diversas formas metodológicas
y lúdicas, permitiendo el desarrollo autónomo y responsable de los estudiantes. Promoviendo la construcción de una
nueva sociedad fundada en principios éticos y morales como: el derecho a la vida, la libertad
del ser humano con las limitaciones que solo exige el reconocimiento de la
libertad y las diferencias del otro, en fin donde el ejercicio de los derechos
humanos y las garantías constitucionales, sean producto de la conciencia
colectiva y sin dogmas que lo condición a denigrar su dignidad.
No debemos esperar que el otro
cambie, el cambio empieza por mí.
Ramón Velaides Jaimes