DERECHOS HUMANOS Y SOBERANÍA DE LOS GOBERNADOS
Es un derecho natural del ser
humano y de los pueblos decidir su propia forma de autodeterminarse, de
constituirse como sociedad civilizada, y desarrollarse libre y soberanamente. Y
como anotaría Rousseau, darse su propia forma de gobierno, mediante un contrato
social, en el que todos y cada uno de sus asociados se desprende de un
porcentaje de sus derechos y libertades, para recibir a cambio beneficios
sociales enmarcados en los principios del respeto de la dignidad humana, la
reciprocidad, la igualdad y la verdadera prevalencia del interés general, entre
otros. Porque el hombre no se constituye como sociedad política ni elige
gobernantes para su propia opresión o esclavitud, porque ese aforismo que todos
ponen y unos pocos toman todo, debe desaparecer; porque la ley del más fuerte o
de la selva hace miles de años quedó proscrita.
Los ejemplos de los pueblos de
África y de algunos de Asia en la búsqueda de su autodeterminación, el reconocimiento
de su dignidad y el recorte de las abismales diferencias socioeconómicas, son
la consecuencia del sometimiento miserable y esclavizante trato de los
depredadores humanos que han ejercido el
poder legándole generacionalmente, satisfaciendo su hedonismo, desapareciendo los
dogmas divinos, que sagazmente infunden a los gobernados o víctimas.
No se comprende, cómo los
pobladores de estos territorios que han sido llamados cunas de la civilización,
han esperado tanto para dignificarse y exigir lo que les corresponde. Acaso el
sometimiento que les han infligido sus falsos dirigentes les cercenó la
capacidad mental y la memoria, al menos, para olvidar tan rápido la historia
del bíblico Moisés, las enseñanzas de Mandela y de Gandhi.
Y ni que hablar de occidente cuyos gobernantes
al igual que en Asia y África, utilizan como dogma el ejercicio de la
democracia, el respeto a los derechos humanos y la lucha en contra del
terrorismo para legitimarse, con las mismas prácticas no menos bárbaras. Parece
ser que se sigue repitiendo el despotismo ilustrado.
Y si no, por qué no
reflexionamos sobre los abusos de poder, sobre los postulados del liberalismo
que se utilizan en beneficio de unos pocos o élites, de la creencia y
aceptación dizque de familias reales, de los gobernantes por sucesión en todos
los órdenes bien nacionales o locales y de la acumulación no solo de poder
político y económico, sino del desconocimiento de lo social, tenido en cuenta periódicamente solo para
contar. Mientras el crecimiento del beneficio particular es cada vez más
abismal frente a lo general.
Hace unos cuantos meses la
juventud francesa se pronunció en contra de las medidas de disminución de su
seguridad social, occidente que mete sus narices en todos los conflictos para desestabilizar
sistemas que no rinden tributo a sus intereses, tanto en África como en Asia y
demás y sus depredadores líderes que con gran júbilo esperan la caída de sus
contradictores en el llamado efecto dominó, hoy temen que ese efecto se
traslade a su territorio. Y si no miremos el presente ejemplo que nos brinda la
comunidad española, que tuvo la valentía, verraquera y DIGNIDAD de dar el
primer paso en contra de los delfines del poder que someten, denigran y
esclavizan en todas las dimensiones a sus asociados.
Esperemos que todos los
pueblos levanten las banderas de su dignificación política, económica y social.
Ramón Velaides Jaimes