UNDÉCIMO ÉTICA SEGUNDO PERIODO RELACIONES CON LOS DEMÁS
TALLER 1. ESCENARIOS DE CONVIVENCIA, LA NACIÓN
TALLER 2. PERSPECTIVAS
TALLER 3. ESCUCHA ACTIVA
TALLER 4. COMPORTAMIENTO PROSOCIAL
TALLER 5. EMPATIA Y ASERTIVIDAD
TALLER 6. MANEJO DE CONFLICTOS
TALLER 1. ESCENARIOS DE CONVIVENCIA
Ejercicio
1. Dibujo el mapa de Colombia con su división política y regional
2. Selecciono cuatro departamentos y dibujo sus banderas
3. En equipos de máximo cinco integrantes seleccionamos una región colombiana y preparamos una exposición, etno-cultural.
TALLER 2. PERSPECTIVAS
Los 6 ciegos y el elefante
En la Antigüedad, vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente. Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo.
Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas. Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva.
Pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte.
Finalmente podrían resolver el dilema.
El más decidido, se abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas hicieron tropezar y caer de bruces contra el costado del animal. “El elefante –exclamó– es como una pared de barro secada al sol”.
El segundo avanzó con más precaución, con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!”
Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. “Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió con las manos. No tuvo dudas, “Es igual a una vieja cuerda” exclamo.
El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano”.
El sexto sabio que era el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera”.
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante.
Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y creían que los demás estaban equivocados.
No siempre es sencillo valorar las opiniones de los demás porque cuando chocan con las nuestras solemos dar prioridad y mayor veracidad a las propias. Esto provoca que nos volvamos personas intransigentes y que nos neguemos a analizar la manera en la que los demás perciben la realidad. En lugar de enriquecernos, esta situación más bien nos empobrece.
Se trata de una interpretación mental de la realidad transmitida por los sentidos. Debemos recordar que la interpretación mental incluye creencias, valores y, en última instancia, la consciencia, porque puede engañarnos, construyendo una verdad solamente para nosotros mismos.
https://www.youtube.com/watch?v=HyoXov5PmDQ
TALLER 3. EMPATIA Y ASERTIVIDAD
‘La ventana del hospital’
Dos hombres ya mayores compartían habitación en un hospital. Los dos estaban muy enfermos, pero uno de ellos aún podía levantarse de vez en cuando para mirar por la ventana a la que estaba pegada su cama. El otro anciano, sin embargo, estaba postrado en la cama y apenas tenía fuerzas para incorporarse.
Los dos se entretenían hablando, contándose mil historias de su pasado y presente. Se hacían compañía y hablaban de sus vidas, de lo que hicieron y dejaron de hacer, de sus sueños cumplidos y los que nunca llegaron a ver. Pero el momento favorito de ambos en todo el día era cuando el hombre que estaba junto a la ventana, miraba por el cristal y narraba a su compañero de cuarto todo lo que veía por ella:– ¡Hace un día estupendo! El parque se está llenando de niños que ríen muy felices de parejas que llegan con los dedos entrelazados… Los sauces están frondosos y las mariposas revolotean entre las flores. Ay, amigo, qué hermoso jardín tenemos ahí fuera, con un lago de aguas cristalinas y pájaros que se acercan tímidos a beber…Y mientras el hombre narraba lo que veía, su compañero cerraba los ojos e intentaba imaginar todo lo que escuchaba. Sonreía y sentía una gran paz y felicidad interior.Qué había tras la ventana del hospital Cada día, su compañero narraba lo que veía, y él se hacía una idea de la imagen. Una tarde de verano, le contó que había una orquesta fuera y pasaban carrozas desfilando. ¡Qué bien se lo pasaban!Y así, los días parecían menos grises, menos duros y más amables. Hasta que un día, o mejor dicho, una mañana, la enfermera encontró el cuerpo sin vida del hombre de la ventana.Todos sintieron mucho su pérdida, pero sobre todo él, su compañero de habitación. Al cabo de unos días, pidió que le trasladaran a la cama de la ventana. Quería ver todo aquello que su compañero narraba con tanto entusiasmo. Los médicos accedieron a su deseo y una vez en la cama, y a pesar del dolor, se incorporó para mirar por la ventana.Pero… ¿Qué veían sus ojos? ¿Y el parque? ¿Dónde estaba el estanque? ¿Y los sauces? Para sorpresa suya, la ventana solo daba a una pared blanca… Preguntó a la enfermera.– ¿Por qué mi compañero narraba todas esas historias sobre un parque si no existe? La enfermera le miró compasiva: – Tal vez solo quería animarle…Qué temas puedes trabajar con el relato ‘La ventana del hospital’Con este cuento anónimo, ‘La ventana del hospital’, podrás trabajar todos estos temas:Tenemos una enorme capacidad de transformar a las personas que tenemos cerca, de hacerlas felices, de conseguir que sientan ganas de vivir. Y no cuesta mucho, más bien, poco. Es lo que hizo el protagonista de esta historia con sus narraciones imaginarias: Conseguir que el otro sea feliz: El paciente de la ventana del hospital imaginaba para su compañero cada día un mundo ideal, en donde la felicidad era realmente contagiosa. No es que mintiera, sino que creaba para él una realidad diferente para alimentar su ilusión, sus ganas de vivir, sus ganas de amar la vida. Y es que la ilusión por aquello que no vemos, pero podemos imaginar y sentir, es a veces el combustible que necesitamos para seguir luchando. La fe y esa ilusión en lo que no se ve: Los niños viven de su imaginación y son felices. A veces, ignorar aquello que nos angustia o que nos causa tristeza, es necesario. Y transformarlo en algo que nos llene de esperanza, imprescindible. Todos necesitamos algo que nos de alas, que nos ayude a seguir amando la vida. Todos buscamos aquello que nos llene de energía y vitalismo, que ayude a fortalecer el pensamiento positivo. Porque solo con positivismo se consigue la felicidad.