EL PARQUE SANTANDER ES MIO
Esta frase parece ser el
comodín de moda de las administraciones de turno, de nuestra hospitalaria y
encantadora Cúcuta, ciudad para todos y de nadie; ni a propios, ni a extraños,
fuera de sus voraces apetitos, pareciera interesarles el desarrollo de la
otrora “Perla del Norte”, con alguna excepción muy cercana. Prácticamente
nuestra ciudad se ha convertido en orfanato para individuos leales y desleales
o parias, estos últimos que deben ser rechazados por todos porque atentan
contra el buen nombre y civilidad cucuteños, ya que en sus cerebros solo
existen espacios para acuñar aforismos como: “El que quiera hacer lo que se le
da la gana, que se vaya para Cúcuta”, inaceptable y detestable desde cualquier
dimensión.
Pero, no quiero perder de
vista la frase del título, posiblemente el parque está embrujado, encantado o en
su interior guarda la leyenda del dorado, que no le
permite a quienes se legitiman para administrar la ciudad ver más allá, como
dicen algunas señoras “no ven más allá de las narices”. Y posiblemente con la
complacencia de los 19 profetas que omiten la promoción del desarrollo del
municipio dentro de diversas áreas (educación, cultura, sanidad, transportes,
economía, parques, hacienda, obras públicas, urbanismo, etc.), y desempeñan la
función fiscalizadora; olvidan que la ciudad se extiende más allá de sus
limitados intereses; olvidan que los recursos son públicos o de todos; olvidan
que destruir lo bueno o lo apto para volverlo a construir, desapareciendo verdaderas necesidades que nos afectan a
todos, es dilapidar los recursos que les encomendamos, es eliminar de tajo el
principio constitucional de la prevalencia del interés general sobre el
particular; igual que derogar sin tener competencia para tal, el fin
constitucional: “facilitar la participación de todos en las decisiones que los
afectan y en la vida económica, política, política, administrativa y cultural
de la nación”. Es decir, es hacer lo que se le da la gana.
Parece ser que los responsables
del desarrollo de la ciudad, sufren de alzheimer y se regeneran en cada jornada
o empresa electorera; porque ya olvidaron entre otras muchas necesidades
públicas: la batea de los puercos o
parque Babaría o apología a: la decidía, la indigencia, la inseguridad
ciudadana, la contaminación y salud pública; la malla vial de la ciudad,
prácticamente convertida en una ciudad bombardeada; las zonas de alto riesgo,
hoy sufriendo las consecuencias por las lluvias; la inseguridad ciudadana; el
abuso en las tarifas de taxistas; la crisis hospitalaria; la mala prestación de
los servicios públicos; la deficiencia de los semáforos trampa mortal para
peatones y conductores; etc.; y como si fuera poco el desplazamiento momentáneo
de las y los trabajadores del parque Santander; como se puede ver, solo existe
el Parque Santander.
Afortunadamente para la
próxima administración, hay un cucuteño comprometido con mínimo veinte mil
familias que no van a quedar en el aire y
refrenden hacia el futuro la creencia de lo nuestro, de lo hecho en Cúcuta y el
espíritu orfanato de ciudad no decline, sin olvidar que lo de Cúcuta es de
Cúcuta. Y lástima que el Honorable Concejo no haya sufrido una renovación total.
Y como dijo el ciego:
“amanecerá y veremos”, y esperemos que encuentren la guaca en el Parque
Santander para que tanto al señor alcalde entrante como a los nuevos ediles no
se contagien de la ceguera de sus antecesores y al termino de su administración
no les dé por caer hincados ante el embrujo o encanto del PARQUE SANTANDER.
Amén.
EL QUE QUIERA VENIR A CUCUTA A
HACER LO QUE SE LE DA LA GANA, HAGALO EN SU CIUDAD ANTES DE VENIRSE PARA
CUCUTA.
Rvelaidesj