LOS ESCRITOS DE VELAIDES
LAS PROPUESTAS DE LOS POLITIQUEROS
Parece ser que el ejercicio
demagógico de los candidatos, a las diferentes corporaciones, estuviese
impregnado por fórmulas de hipnotismo
colectivo que producen respuestas o reflejos retardados en quienes los legitiman
en el ejercicio del poder público; los primeros que al ser elegidos se envisten
de la sabiduría, ética, moral y conocimiento de mandatos constitucionales entre
otros como: prevalencia del interés general, prosperidad general, garantía de
la efectividad de los principios derechos y deberes constitucionales y velar
por la protección de la integridad del
espacio público; y los segundos que hipnotizados olvidan a aquellos que hace
varios periodos siguen mofándose prometiendo lo mismo, porque nada se realiza y
todo ven color de rosa, mientras las diferencias entre unos y otros son más
excluyentes.
Solo para ilustrar, hoy
prometen la pavimentación de cierta cantidad de calles bajo la consabida
fórmula GOBIERNO-COMUNIDAD, posiblemente las mismas calles prometidas
anteriormente, me inquieta, a qué horas aprobaron el presupuesto de la
respectiva vigencia o posiblemente se está realizando sobre proyecciones. Pero
lo que más me inquieta es que quienes los legitimamos a ejercer los diferentes
cargos de elección popular, debemos: asegurarles sus ingresos personales (1.
COMUNIDAD), así las cosas los gobernados también podríamos cambiar la fórmula FUNCIONARIO-COMUNIDAD (2. COMUNIDAD); las
obras civiles entre las que se encuentran las calles y demás, las paga la
comunidad a través de los diferentes impuestos directos o indirectos, locales o
nacionales, etc. En la proporción correspondiente (3. COMUNIDAD). Con una
simple observación vemos que es la comunidad la que se encuentra vinculada
en su totalidad en su atraso o
desarrollo (tres veces como mínimo).
En conclusión quien hace las
obras a corto, mediano o largo plazo es la comunidad y el gobierno es quien
administra los recursos públicos para su reinversión social.
Pareciera que viviéramos en el
país del cuento de las Mil y Una Noche o en el de La lámpara de Aladino; en el
primer caso la felicidad de unos y la oscuridad de todos y en el segundo caso
Aladino haciéndose feliz con la lámpara que somos todos. Cada vez, como que se
refuerza el cuento de La Cabra de Nubia, en donde como cosa curiosa le
vendieron tres veces la misma cabra. ¿Cómo así, que la misma cabra?
Y para la reflexión, imagínese
que compra una casa pagando el ciento por ciento de su valor y cuando decide
habitarla el vendedor le cobra un treinta por ciento o más de su valor para que
ejercite el derecho sobre su vivienda. O será que aquí se aplica lo de los
colegios privados donde se paga matrículas, asociación de padres de familia,
bonos, bingos, bazares y otras actividades para comprar terreno, para edificar,
para construir campos deportivos, porque el colegio es de todos y después el
dueño del colegio decide acabar con este. Adivina ¿quién se queda con la
riqueza y quién la puede disfrutar?