RAMÓN VELAIDES
SINDICATOS PATRONALISTAS
Razón tienen aquellos
politólogos derechistas cuando afirman que a los sindicatos no los acaban los gobernantes, sino que ellos mismos
se acaban. Cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia, una de sus expresiones
fue: “Hay que acabar con la mafia sindical” refiriéndose al sindicato de PDVESA;
al parecer el ex presidente Álvaro Uribe
expresó: “ El sindicalismo por si solo se acaba”; Los dueños del capital y del poder afirman que
los sindicatos son los que acaban con las empresas, expresión que muchos
asalariados inconscientes repiten
mecánicamente; hoy con gran afrenta a la clase trabajadora existe el sindicato
antioqueño, pero, no de trabajadores;
como si fuera poco, el nazismo hitleriano y el fascismo de Mussolini,
confundieron a poderosos y débiles, a opresores y oprimidos en una sola masa,
los primeros como depredadores de la gran mayoría que estos individuos
disfrazados de dirigentes sindicales
vienen practicando en nuestra ciudad, no desde ahora, sino desde hace
aproximadamente, algo más de diez años, el que denomino SINDICALISMO
PATRONALISTA, que como hábiles demagogos, culebreros, oportunistas o como se
les quiera llamar, juegan con los sentimientos y reivindicaciones salariales y
profesionales de los trabajadores. Convirtiéndose en verdaderos gobiernistas,
qué giro verdad, y cómplices creo que pasivos de la violación de los derechos
fundamentales.
Falsos dirigentes que no
diferencian entre la confianza y necesidades colectivas a la satisfacción
individual o particular, importándoles un bledo la confianza pública depositada
en ellos. Solo basta con recordar las últimas campañas o empresas politiqueras
en la política tradicional, donde estos falsos dirigentes sindicales se
confundían con candidatos tradicionales en un supuesto acuerdo programático,
lógicamente dirigido hacia un único fin, como en el verso de los mosqueteros
pero al revés, todos para uno.
Dirigentes que desconocen
cualquier código de ética y moral sindical, que denigran la verdadera filosofía sindical y la lucha de
clase entre patronos y trabajadores, eliminando así derechos laborales y
pauperizando a los trabajadores, es decir cercenando de tajo la dignidad de las
personas. Y no es para vivir de desesperanzas pero es bueno rememorar que
varios de nuestros dirigentes sindicales actuales y su luminosa estela, se
empeñaron en la tarea de adelantarse a la privatización del régimen de seguridad social o ley 100 cuando
pasaron en ese entonces escuela por escuela, colegio por colegio promocionando
una de las actuales EPS que nos prestan los servicios.
Basta esperar que no se cumpla
el adagio: “No hay peor verdugo que aquel que combatió al mal gobernante se
haga su cómplice”, porque en cuanto hace referencia a la base, ya se cumplieron
aquellos que expresaban las abuelas:
“Vinieron por lana y salieron trasquilados” “o el tiro le salió por la culata”.
Solo el tiempo dará la razón y
cuando el nuevo secretario de educación deba firmar los actos administrativos
de: reubicaciones, fusiones expresado por el alcalde, no cumplimiento de pago
de deudas pendientes, nombramiento de personal administrativo, reparaciones
locativas, pago de salarios y se firme el acto administrativo de luz verde a
los mega colegios o privatización de la educación y aún sobren más docentes a
los que hay que trasladar; nos demos por bien o mal servidos, posiblemente en
el ocaso del sindicalismo y la bandera de la defensa de la educación pública
caiga sin vergüenza alguna, culpa de los falsos dirigentes que como parásitos
nos aprovecharon y fulminantemente nos
aniquilaron. Ud. Y solo Ud., decide. No hay que olvidar que vivimos en un
estado social de derecho que garantiza el cumplimiento de nuestros Derechos
Fundamentales, que no se deben mendigar sino exigir.
Ramón Velaides Jaimes
Enero 12 de 2012